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miércoles, 21 de abril de 2010

V. Una teáloga de la espiritualidad de la Diosa: Caitlin Matthews. La Liberadora y la Tejedora

LA LIBERADORA (La que rompe las cadenas)

La función de la Liberadora es penetrar en las profundidades del sufrimiento y transformarlo. Para conseguirlo, suele asumir con frecuencia la carga de ese sufrimiento.
En los misterios de Eleusis, donde se rememoraba el rapto de Perséfone, su estancia en el mundo inferior y su búsqueda por parte de Demeter, era esta Diosa, junto con Hécate, la que cumplía la función liberadora, posibilitando el retorno y la resurrección de su hija al mundo de la luz. Allí, los fieles celebraban y revivían personalmente todas las etapas del relato sagrado, muriendo y resucitando con la Sagrada Doncella.
Estos misterios estaban revestidos de una sacralidad tal, que jamás ningún iniciado reveló sus rituales secretos. Sobre ellos, Sófocles escribió:
"Tres veces felices son los mortales que, habiendo visto esos ritos, emprenden el camino hacia el Hades, pues sólo a ellos se les concede una vida verdadera allí..."
En el dominio de la Liberadora conviene entender correctamente el sentido del concepto de sacrificio, que no es tanto de renuncia como de sacrum facere, "hacer sagrado", sacralizar algo, elevándolo a una condición superior. Así, la Liberadora reconecta todas las cosas con su propósito sagrado. Ella no fomenta sufrimientos innecesarios, aunque suele padecer grandes tormentos, asumiendo los padecimientos de otros y transformándolos gracias a su capacidad de compasión.
En la práctica religiosa tibetana, los fieles, a semejanza de Machig Lapdron, visualizan que la conciencia abandona sus cuerpos y se convierte en una dakini iracunda que los despedaza, como símbolo de apertura y ofrenda del yo y trascendencia de la identidad personal, sacrificada en aras de una conciencia superior.
También, en otra tradición mística, Sofía se sacrifica permaneciendo en los reinos inferiores, como promesa de liberación para los seres humanos.
La Liberadora actúa rompiendo las ataduras, llegando a la raíz del bloqueo y haciéndolo estallar. Su símbolo es la mariposa emergiendo de la crisálida: De la muerte y la destrucción aparentes (el reino de la Desafiante) surge una nueva forma de vida, transformada, más madura, consciente y eficaz.
La Liberadora es una aliada poderosa para quienes se sienten víctimas de la vida, pues muestra el engaño de la autocompasión y la transforma en compasión por toda la creación. Ninguna experiencia es tan atroz que no podamos encontrar en nuestro interior la compasión de la Liberadora.
Así, en el movimiento de liberación femenina, una vez atravesadas las primeras etapas de la ira y los reproches, la compasión de la Liberadora es fundamental para que se pueda abandonar el papel de eterna víctima, y sea posible compadecer también a los supuestos victimarios.
La Liberadora rompe las cadenas que pasamos a los demás sin darnos cuenta, cadenas formadas de tristezas, desilusiones, frustraciones y desesperanzas. Ella rompe con esas energías y posibilita un nuevo comienzo. Su sacrificio nos permite compartir la transformación de espíritu que ella posibilita. Ella es nuestra guardiana y guía última, pues no existe lugar, de lo más alto a lo más profundo de nuestra desesperación, donde no se la pueda encontrar.
En ocasiones podemos reconocer su rostro en los de quienes, como algunos supervivientes de campos de exterminio, Viktor Frankl o Nelson Mandela, han soportado grandes sufrimientos, sin perder por ello la serenidad ni la compasión, y han sabido transmutar ese sufrimiento en beneficios para sus semejantes.


LA TEJEDORA (La que conecta lo que está separado)

A la Tejedora arquetípica se la ha llamado Encantadora, Maga, Bruja y Vidente. Sus símbolos son la tela de araña y la máscara, y tejer es el arte que le es propio.

"Llegando a la mansión de la Diosa de hermosas trenzas
detuviéronse en la entrada, y oyeron a Circe
que con voz clara cantaba en su interior, mientras tejía
una tela grande, divina y tan fina y espléndida
como son las labores de los dioses."
(Homero: Odisea)

Así es como Hécate, la que ve en la oscuridad, conecta a Demeter con Perséfone. Se suele encontrar a Hécate en las encrucijadas de la vida. Ella es la otorgadora de dones, ayudando a decidir el camino a tomar, por su conocimiento de a dónde conducen los distintos senderos posibles. Es una diosa antigua, a la que los nuevos dioses, como Zeus, no osaron arrebatarle sus poderes, ni su influencia sobre cielo, tierra y mar.
La Tejedora sabe disfrazarse, poniendo en tela de juicio el mundo de las formas. Hécate puede tomar distintas apariencias, entre ellas, la de serpiente, yegua o perro negro. También, como Circe, tiene el poder de transformar a los hombres, pero a la vez de orientarlos, como hizo esta Diosa con Ulises, al que mostró el camino a seguir y sus peligros. La Tejedora, en efecto, es la Señora de los mundos cambiantes, y suele presentársela como mujer feérica, como hada capaz de atraer a los mortales a regiones ultraterrenas seduciéndolos y encantándolos. Sólo los iniciados pueden seguirla con impunidad, descubriendo al regresar un mundo que ha envejecido, pero habiendo adquirido en su compañía la "lengua que no sabe mentir", el don de la visión, de la profecía, de la música, de la poesía o de la curación, que la diosa concede a sus favoritos.
La Tejedora no puede ser despojada de sus poderes, y pone a prueba los nuestros, valorando si estamos a la altura de sus dones.
En un relato siux se cuenta que en cierta ocasión existía un monstruo femenino, Unecegila, con un corazón de cristal capaz de dar grandes poderes a quien lo obtuviese. Pero quien mirase a Unecegila moriría. Dos hermanos gemelos, uno de los cuales era ciego, decidieron intentar la hazaña, ya que la visión del monstruo no podría matar al joven ciego. Acudieron para pedir ayuda a la bruja Vieja Fea, quien a cambio de preparar flechas mágicas demandó que uno de los jóvenes yaciera con ella. El hermano ciego aceptó, con lo que la bruja se transformó al instante en Joven Hermosa. Los hermanos consiguieron matar al monstruo, cuya sangre hizo recobrar la vista al ciego, y obtuvieron el corazón de cristal, convirtiéndose en jefes poderosos. Pero el ejercicio del poder se convirtió en una carga para ellos, pues siempre daban en el blanco, siempre conocían el porvenir y siempre encontraban mujeres bellas. Entonces recordaron que Joven Hermosa les había dicho que si alguien aparte de ellos veía el corazón de cristal, perderían sus poderes. De modo que invitaron a toda la tribu a entrar en el tipi donde guardaban ese corazón, por lo que los poderes se dispersaron entre todo el pueblo, y los hermanos pudieron descansar de su carga, volviendo a vivir sus vidas de manera normal.
La Tejedora, en forma de Unecegila y Vieja Fea, valora sus reacciones, y ellos no están a la altura hasta que descubren la libertad que proviene de renunciar al ejercicio personal del poder en favor de toda la tribu.
Isis, otra diosa en la que destaca el aspecto conector, combina los poderes de maga y sanadora: "Oh, Isis, gran maga, cúrame, libérame de todo lo que es malo y dañino de Set, libérame de la enfermedad demoníaca y mortal, como has salvado a tu hijo Horus."
Isis es también alquimista, dueña de la transmutación alquímica, recibiendo a veces el nombre de "Señora del Negro Perfecto".
Pero la Tejedora inspira miedo a muchos en su aspecto de bruja arquetípica. Ella puede retejer los esquemas de nuestras vidas. Sin embargo, lo que consideramos obra de su encantamiento suele ser una proyección en la cual hemos obligado a la Diosa a llevar la carga de nuestros problemas.
La Tejedora teje nuestros sueños y visiones. Está tan próxima a los misterios de la vida y de la muerte que puede ejercer de curadora, de sibila, de alquimista o de dakini. Muchos la invocan en la dificultad en busca de ayuda, para luego rechazarla cuando aparece calificándola de bruja. Ella es señora de las habilidades terapéuticas, intérprete de sueños, lectora de Tarot, reina gitana. Es la intermediaria y comadrona que nos ayuda a entrar y salir de la existencia. Los iniciados saben que se puede confiar en ella como mediadora entre los mundos. Ella no engaña al viajero sincero, pero al simple curioso lo hará bailar como una peonza, enmascarándose y disfrazándose por los caminos.
Lilith, primera mujer de Adán, al que se negó a someterse, otro aspecto de la diosa Tejedora denostado por bruja, fue madre de una raza de daimones o genios de almas, capaces de inspirar a los mortales.
Los que cortejan a la Tejedora llegan al corazón de los misterios de la vida creadora, pues es la alquimista y la artista suprema, señora de la magia y llena de habilidades. Sus poderes no deben ser temidos por nadie, salvo por aquéllos que no tienen los pies en la tierra de la realidad.
Así, la Tejedora está en el umbral de los mundos, ocultando y disfrazando a los profanos el misterio de la Diosa, hasta que el último velo quede rasgado por la comprensión.