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viernes, 30 de abril de 2010

Víspera de Mayo

Hay un río que cruza los eones.
Hay un río de cuerpos enlazados,
de mujeres y hombres abrazados
compartiendo sus cuerpos y sus dones.

Hay vidas confluyendo en nuestra vida.
Hay hogueras ardiendo en nuestra hoguera.
Hay ecos de la antigua primavera
en nuestra primavera estremecida.

Hay un ritmo salvaje en la garganta,
una llamada poderosa y plena
de anhelo y de simiente y de perfume.

Hay una danza primitiva y santa,
un flujo que libera y encadena
en la noche de abril que se consume.

A.S.

miércoles, 28 de abril de 2010

No puede ser tan complicado

Cada vez estoy más convencida de que no puede ser tan complicado.
Me refiero al asunto ese que nos trae a mal traer a todos los que andamos por estos blogs de Dios. Espiritualidad. Iluminación. No dualidad. Eso. La cosa, el tema, lo interesante, lo que nos tiene más enganchados que el más enganchado de los adictos a su droga.
No puede ser tan complicado. No puede ser que, para alcanzar nuestra "verdadera naturaleza", es decir, para ser quienes somos, tengamos que quedarnos sin los pensamientos que forman parte de quienes somos, incluido el complejo de pensamientos que forman el yo, despojarnos de los deseos que forman parte de quienes somos, olvidarnos del mundo en el que vivimos y, en definitiva, que para ser quienes somos tengamos que dejar de ser quienes somos. O, al menos, parte de quienes somos.
En algún sitio, además, tiene que haber un fallo cuando después de dedicar diez, veinte, treinta años al tema, una tiene la sensación de que sí, de que algunas cosas han mejorado, pero que neti, neti. Algo se nos escapa. O, para ser más exacta, porque qué sé yo de lo que pasa con los demás, que a lo mejor están todos iluminados y yo no me he enterado, algo se me escapa a mí.
Para empezar, se me escapa qué es eso de la iluminación. Seguro que no tiene que ser nada parecido a lo que yo me imagino. Y esto lo digo porque nada de lo que he deseado, e incluso conseguido, en esta vida, ha resultado ser lo que yo me imaginaba, de modo que no veo por qué con la iluminación va a pasar algo diferente.
Es que tiene tela. Toda la vida obsesionada persiguiendo algo que no tengo ni la más remota idea de lo que es.
El otro día, un amigo que goza de la bienaventuranza de ser, en sus propias palabras, persona simple, me decía: "Tía, tienes todo lo que querría tener todo el mundo. ¿Por qué no eres feliz de una pastelera vez?" Y yo le respondía: "Y yo qué sé." Y es que el gusanillo iluminatorio no la deja a una vivir en paz. No hay deseo como ese deseo, vacío como ese vacío, sed como esa sed, incordio como ese incordio.
Yo ya me he resignado: Soy señora deseante de eso que no sé lo que es. Vamos, que deseo lo que Juan de la Cruz versificaba: "Un no sé qué que se gana por ventura." Y si él no sabía de qué se trataba, qué diablos voy a saber yo.
De modo que aquí estoy, deseante de qué sé yo qué y convencida de que, haga lo que haga, lo mismo me van a dar. Pero al mismo tiempo sin poder dejar de hacer. Aunque, eso sí, después de años de hacer lo que se supone que hay que hacer con los resultados de todos conocidos, puestos a hacer, cada vez me animo más a hacer lo que me parezca a mí. Vamos, lo que me pida... el alma. Para empezar, cada vez me vuelvo más occidental, cristiana y enamorada de nuestras tradiciones, mitos, caminos y valores. Lo que no quiere decir que no me gusten los otros. Es sólo que, aunque me encante de vez en cuando comer en un restaurante indio o japonés (mmm...), para todos los días prefiero la cocina de estos pagos. Pues, con el idioma para entenderse con la trascendencia, que es al fin y al cabo lo que es una tradición, me pasa lo mismo: Para el día a día me va mejor lo de por aquí.
Luego, he decidido que pa maestra, la vida, y pa práctica, la de ser desde ya cada vez más como soy, en cada momento; la de permitirme ser cada vez más libre aquí y ahora (lo que además incluye "el derecho a contradecirse y el derecho a irse" que reivindicaba no sé si Rimbaud o algún otro cerebrín similar). Seguro que, en esa práctica, voy a meter la pata a muerte, pero seguro también que voy a darme cuenta antes o después, o que, de no ser así, algún alma caritativa me lo va a decir, como no deja ya de suceder. Así que sí, que hay miedos, pero una se va aguantando y se los va pasando por el forro... suavito y poquet a poquet, que dicen por Levante. Y es que ya tengo yo bastante superego como para añadir a la lista de los "debes" todo lo que se supone que "debo" hacer para ser una practicante de la Vía políticamente correcta. Esta temporada me van las Vías izquierdosillas, me temo. Y es que una ha sido izquierdosilla de toda la vida.
Me gusta, además, el Cuarto Camino por lo de utilizar a saco la vida cotidiana. Y me gusta sumarle todo lo que la psicología profunda, transpersonal, humanista, jungiana et al. tiene para sumarle, que es mucho. Y otras cosillas sobre las que me extenderé otro día. Pero, sobre todo, he decidido decidirme, y valgan todas las redundancias, a respetar mi propia autoridad interna, a seguir los caminos que mi nariz, mi estómago y mi corazón me digan que son los adecuados para mí, y a correr el riesgo de retrasar en quinientas o seiscientas vidas el empezar a enterarme de algo. Gajes del oficio. Más se perdió en Cuba, y aquí seguimos todos como si tal cosa. Total, ¿qué prisa me corre?.
De lo paradojal de todo el asunto, hablaremos en ocasión más propicia. Entre otros temas.

sábado, 24 de abril de 2010

Noche de los sentidos

"La noche no es eterna, sólo oscura"
(De una pintada en un muro)

La noche no es eterna, sólo oscura.
La noche que requema y que gravita,
que arrasa la inocencia, que marchita
todo rastro de infancia y de ternura.

La noche en el desierto de la vida.
La noche donde Dios no da la cara,
donde Dios, pura ausencia, se declara
presencia de vacío y de partida.

El calor levantó su campamento.
El mundo se secó como la higuera,
en un fragor de piedra y de fractura.

Hace frío y dolor en mi aposento,
hace un tiempo de arenas y de espera.
La noche no es eterna, sólo oscura.

A.S.

jueves, 22 de abril de 2010

VI. Una teáloga de la espiritualidad de la Diosa: Caitlin Matthews. La Conservadora y la Potenciadora

Con este post termina la serie dedicada a resumir el desarrollo que hace Caitlin Matthews de su categorización de los aspectos de la Diosa.


LA CONSERVADORA (La que nutre la vida)

La Conservadora aparece para mantener la vida y nutrirla. Los primeros relatos sobre ella ponen de manifiesto su preocupación por los alimentos físicos. La diosa japonesa Ukimochi, nombre que significa "diosa que produce alimentos", proporciona comida a partir de su cuerpo:
"De su cabeza, el buey y el caballo; de su frente, el mijo; de sus cejas, los gusanos de seda; en sus ojos, las verduras; en su vientre, el arroz; en sus genitales, el trigo y las judías..."
Isis también dice de sí misma: "Fui la primera que revelé a los mortales los misterios del trigo y de la avena."
Los indios pueblo, incapaces de alimentarse de las hierbas que crecían en sus territorios, prepararon una ofrenda al sol, quien envió a sus hijas, las Doncellas del Maíz.Las hermanas bailaron entre la hierba, convirtiéndola en plantas de maíz. Pero el pueblo perdió el respeto al maíz, sabiendo que el baile de las doncellas producía cosechas abundantes, por lo que ellas huyeron y se escondieron en la tierra de las katchinas, con lo que el pueblo volvió a pasar hambre. Lamentando sus obras, rogaron a las doncellas que regresaran, y éstas así lo hicieron, y el pueblo aprendió a cultivar los campos, y a considerar sagrada a la mazorca.
En todo el mundo agrícola, los muchos rituales de siembra y de cosecha reflejan el carácter de la Conservadora, quien rebosa abundancia en función de nuestro uso prudente de la naturaleza y de nuestro respeto a la misma, pues no es posible forzar a la Diosa más allá de sus límites.
Pero no sólo de pan vive la creación. El placer y la alegría, así como las muchas artes de la vida son también misión de la Conservadora. Cuando Hator riñó con Ra, su padre, éste encargó a Thot que la convenciese de que regresara: "Sin ti, los templos están vacíos y en silencio. Sin ti no hay música ni bailes, ni risa ni embriaguez. Sin ti, se deseperan los viejos y los jóvenes. Pero, si regresas conmigo, sonarán de nuevo las arpas y los panderos, los laudes y los platillos. Egipto bailará. Egipto cantará. Las dos tierras se alegrarán como nunca."
El mito repite el esquema de Demeter negándose a hacer fructificar la tierra cuando es raptada su hija, y el reverdecer de la misma cuando le es devuelta.
Hator, por otra parte, continúa desempeñando la función conservadora en el Mundo Subterráneo, donde se aparece al alma del difunto con el pan y el agua de la bienvenida.
La Brighid céltica es patrona de los poetas, los herreros y los curadores. Es conservadora de la tradición, y guardiana de la memoria ancestral.
La diosa griega Hestia, símbolo del fuego del hogar, es también una imagen de la Conservadora.
Los actos de este aspecto de la Diosa son los de la vida cotidiana, que tendemos a no tomar en cuenta por su misma familiaridad:
"Debemos llevar a cabo los actos más sencillos dándonos plena cuenta de su significado, dándoles una oportunidad de comunicar en nuestras vidas su sentido elemental: verter agua de una jarra, amasar el pan, romper un huevo, observar los movimientos inconscientes de los que amamos, trabajar la tierra, cortar verduras cantar una canción... A través de ellos, la Diosa, nuestra madre, se comunica con nosotros a través de su cuerpo, dentro de su propia creación misteriosa... Estamos marcados físicamente con los símbolos de tierra de la Generadora Divina."
En esos actos diarios alcanzamos la comunión con la Conservadora, convirtiéndonos en conservadores nosotros mismos. Ella nos da una base de realidad, y nos hace capaces de sentarnos junto al fuego a compartir el alimento como parte de la familia humana. Ella convierte cada acto en la tierra en un sacramento que encierra en sí mismo a toda la creación.


LA POTENCIADORA (La que otorga la sabiduría)

La Potenciadora otorga conocimiento y madurez verdadera, haciendo que seamos eficaces en la forma en que vivimos nuestra vida. En todos los países y ciclos temporales existe una Diosa que recibe el honor supremo. Ya sea Isis, Kuan Yin o María, goza de la estima universal por ser capaz de provocar grandes cambios.
La potenciación es un proceso de entrega de la energía que nos ayuda a ejecutar actos eficaces en nuestra vida. Y, cuando nos hemos potenciado personalmente somos también capaces de potenciar a otros. La potenciación no se puede, además, recibir a nivel intelectual. Se absorbe por todos los niveles del ser, y los afecta a todos. Acudir a la Potenciadora en busca de ayuda es acudir a la raíz de la sabiduría.
Así se dirigen los fieles a la Tara tibetana:

"Estás adornada con las mejores vestiduras
y con muchas piedras preciosas.
Tu mano derecha que reparte dones
otorga logros mágicos al que te invoca;
tu mano izquierda sostiene una flor de loto,
símbolo de tu pureza sin mancha.
Tus dos manos
son la unión de los Medios y la Sabiduría.
Cuerpo de unión sin límites,
yo te rindo homenaje."

La Potenciadora también se concibe como un canal o puente de sabiduría, como en el caso de María, potenciadora también de lo divino masculino:

"Qué alegrías manan para el mundo
del pozo de tu vientre, profundo y blanco,
del que surge una era recién creada
y la luz dorada, y la Luz Dorada."

Otra Potenciadora mítica es María Magdalena, que en las escrituras gnósticas revela su poder de transmitir sabiduría: "Hermana, sabemos que el Salvador te amaba más que al resto de las mujeres. Cuéntanos las palabras del Salvador que recuerdes, lo que sabes y nosotros no hemos oído" Y ella responde: "Os revelaré lo que os está oculto".

También Sofía es potenciadora, y su bajada del Pleroma a la creación delata su amor por la misma. Si se va a negar a la humanidad la plenitud de la beatitud, entonces su papel es quedarse exiliada en medio de esa creación hasta que la última hoja de hierba haya retornado al Pleroma. La presencia constante de Sofía y la Shekina entre nosotros, incluso en el seno de las tradiciones más ortodoxas, abre la esperanza de que se pueda comprender a la Diosa como Potenciadora en nuestro tiempo.
La Mujer del Bisonte Blanco, Potenciadora del pueblo lakota, otorga a la tribu la pipa sagrada como símbolo de su relación esencial con la Creación:
"Con esta pipa sagrada... andarás como una oración viva. Con tus pies apoyados en la tierra y con el tubo de la pipa extendido hacia el cielo, tu cuerpo forma un puente vivo entre lo sagrado de abajo y lo sagrado de arriba. Wakan Tanka sonríe al vernos, pues ahora somos como uno: La tierra, el cielo, todas las cosas vivientes, los seres de dos pies, los de cuatro pies, los alados, los árboles, las hierbas. Junto con el pueblo, todos están emparentados, son una familia. La pipa los mantiene unidos."
Esta capacidad de potenciación la comparte el gran símbolo europeo, el Grial, vehículo potenciador que hace fértil la tierra estéril, que devuelve la alegría y la plenitud al espíritu agotado. La Doncella portadora del Grial y su compañera, la Dama Fea mensajera del Grial, que muestra el camino a los caballeros que lo buscan, producen entre las dos la restauración de la Creación, y muestran juntas el doble rostro de la Potenciadora, que atrae tanto como advierte y amonesta.
"La Potenciadora desciende hasta lo más profundo de nuestras necesidades, aliviándolas directamente. Otorga sus presentes con gran sencillez: Comida para los hambrientos, soberanía a cambio de un beso, curación por la aplicación de lo semejante a lo semejante.
Los tesoros con los que nos potencia siempre han sido nuestros, pero los hemos rechazado por considerarlos demasiado familiares. No hemos aprovechado nuestros mejores recursos, pero ella los ha conservado a resguardo para nosotros, más allá de la esperanza y del miedo.
Por medio de sus dones, tenemos por fin la potencia necesaria para usar nuestros propios poderes latentes cuando salgamos del Templo y entremos en el mundo. Ya no tenemos que visitar el templo para ser potenciados: Somos el templo, y nuestros corazones son su santuario."

miércoles, 21 de abril de 2010

V. Una teáloga de la espiritualidad de la Diosa: Caitlin Matthews. La Liberadora y la Tejedora

LA LIBERADORA (La que rompe las cadenas)

La función de la Liberadora es penetrar en las profundidades del sufrimiento y transformarlo. Para conseguirlo, suele asumir con frecuencia la carga de ese sufrimiento.
En los misterios de Eleusis, donde se rememoraba el rapto de Perséfone, su estancia en el mundo inferior y su búsqueda por parte de Demeter, era esta Diosa, junto con Hécate, la que cumplía la función liberadora, posibilitando el retorno y la resurrección de su hija al mundo de la luz. Allí, los fieles celebraban y revivían personalmente todas las etapas del relato sagrado, muriendo y resucitando con la Sagrada Doncella.
Estos misterios estaban revestidos de una sacralidad tal, que jamás ningún iniciado reveló sus rituales secretos. Sobre ellos, Sófocles escribió:
"Tres veces felices son los mortales que, habiendo visto esos ritos, emprenden el camino hacia el Hades, pues sólo a ellos se les concede una vida verdadera allí..."
En el dominio de la Liberadora conviene entender correctamente el sentido del concepto de sacrificio, que no es tanto de renuncia como de sacrum facere, "hacer sagrado", sacralizar algo, elevándolo a una condición superior. Así, la Liberadora reconecta todas las cosas con su propósito sagrado. Ella no fomenta sufrimientos innecesarios, aunque suele padecer grandes tormentos, asumiendo los padecimientos de otros y transformándolos gracias a su capacidad de compasión.
En la práctica religiosa tibetana, los fieles, a semejanza de Machig Lapdron, visualizan que la conciencia abandona sus cuerpos y se convierte en una dakini iracunda que los despedaza, como símbolo de apertura y ofrenda del yo y trascendencia de la identidad personal, sacrificada en aras de una conciencia superior.
También, en otra tradición mística, Sofía se sacrifica permaneciendo en los reinos inferiores, como promesa de liberación para los seres humanos.
La Liberadora actúa rompiendo las ataduras, llegando a la raíz del bloqueo y haciéndolo estallar. Su símbolo es la mariposa emergiendo de la crisálida: De la muerte y la destrucción aparentes (el reino de la Desafiante) surge una nueva forma de vida, transformada, más madura, consciente y eficaz.
La Liberadora es una aliada poderosa para quienes se sienten víctimas de la vida, pues muestra el engaño de la autocompasión y la transforma en compasión por toda la creación. Ninguna experiencia es tan atroz que no podamos encontrar en nuestro interior la compasión de la Liberadora.
Así, en el movimiento de liberación femenina, una vez atravesadas las primeras etapas de la ira y los reproches, la compasión de la Liberadora es fundamental para que se pueda abandonar el papel de eterna víctima, y sea posible compadecer también a los supuestos victimarios.
La Liberadora rompe las cadenas que pasamos a los demás sin darnos cuenta, cadenas formadas de tristezas, desilusiones, frustraciones y desesperanzas. Ella rompe con esas energías y posibilita un nuevo comienzo. Su sacrificio nos permite compartir la transformación de espíritu que ella posibilita. Ella es nuestra guardiana y guía última, pues no existe lugar, de lo más alto a lo más profundo de nuestra desesperación, donde no se la pueda encontrar.
En ocasiones podemos reconocer su rostro en los de quienes, como algunos supervivientes de campos de exterminio, Viktor Frankl o Nelson Mandela, han soportado grandes sufrimientos, sin perder por ello la serenidad ni la compasión, y han sabido transmutar ese sufrimiento en beneficios para sus semejantes.


LA TEJEDORA (La que conecta lo que está separado)

A la Tejedora arquetípica se la ha llamado Encantadora, Maga, Bruja y Vidente. Sus símbolos son la tela de araña y la máscara, y tejer es el arte que le es propio.

"Llegando a la mansión de la Diosa de hermosas trenzas
detuviéronse en la entrada, y oyeron a Circe
que con voz clara cantaba en su interior, mientras tejía
una tela grande, divina y tan fina y espléndida
como son las labores de los dioses."
(Homero: Odisea)

Así es como Hécate, la que ve en la oscuridad, conecta a Demeter con Perséfone. Se suele encontrar a Hécate en las encrucijadas de la vida. Ella es la otorgadora de dones, ayudando a decidir el camino a tomar, por su conocimiento de a dónde conducen los distintos senderos posibles. Es una diosa antigua, a la que los nuevos dioses, como Zeus, no osaron arrebatarle sus poderes, ni su influencia sobre cielo, tierra y mar.
La Tejedora sabe disfrazarse, poniendo en tela de juicio el mundo de las formas. Hécate puede tomar distintas apariencias, entre ellas, la de serpiente, yegua o perro negro. También, como Circe, tiene el poder de transformar a los hombres, pero a la vez de orientarlos, como hizo esta Diosa con Ulises, al que mostró el camino a seguir y sus peligros. La Tejedora, en efecto, es la Señora de los mundos cambiantes, y suele presentársela como mujer feérica, como hada capaz de atraer a los mortales a regiones ultraterrenas seduciéndolos y encantándolos. Sólo los iniciados pueden seguirla con impunidad, descubriendo al regresar un mundo que ha envejecido, pero habiendo adquirido en su compañía la "lengua que no sabe mentir", el don de la visión, de la profecía, de la música, de la poesía o de la curación, que la diosa concede a sus favoritos.
La Tejedora no puede ser despojada de sus poderes, y pone a prueba los nuestros, valorando si estamos a la altura de sus dones.
En un relato siux se cuenta que en cierta ocasión existía un monstruo femenino, Unecegila, con un corazón de cristal capaz de dar grandes poderes a quien lo obtuviese. Pero quien mirase a Unecegila moriría. Dos hermanos gemelos, uno de los cuales era ciego, decidieron intentar la hazaña, ya que la visión del monstruo no podría matar al joven ciego. Acudieron para pedir ayuda a la bruja Vieja Fea, quien a cambio de preparar flechas mágicas demandó que uno de los jóvenes yaciera con ella. El hermano ciego aceptó, con lo que la bruja se transformó al instante en Joven Hermosa. Los hermanos consiguieron matar al monstruo, cuya sangre hizo recobrar la vista al ciego, y obtuvieron el corazón de cristal, convirtiéndose en jefes poderosos. Pero el ejercicio del poder se convirtió en una carga para ellos, pues siempre daban en el blanco, siempre conocían el porvenir y siempre encontraban mujeres bellas. Entonces recordaron que Joven Hermosa les había dicho que si alguien aparte de ellos veía el corazón de cristal, perderían sus poderes. De modo que invitaron a toda la tribu a entrar en el tipi donde guardaban ese corazón, por lo que los poderes se dispersaron entre todo el pueblo, y los hermanos pudieron descansar de su carga, volviendo a vivir sus vidas de manera normal.
La Tejedora, en forma de Unecegila y Vieja Fea, valora sus reacciones, y ellos no están a la altura hasta que descubren la libertad que proviene de renunciar al ejercicio personal del poder en favor de toda la tribu.
Isis, otra diosa en la que destaca el aspecto conector, combina los poderes de maga y sanadora: "Oh, Isis, gran maga, cúrame, libérame de todo lo que es malo y dañino de Set, libérame de la enfermedad demoníaca y mortal, como has salvado a tu hijo Horus."
Isis es también alquimista, dueña de la transmutación alquímica, recibiendo a veces el nombre de "Señora del Negro Perfecto".
Pero la Tejedora inspira miedo a muchos en su aspecto de bruja arquetípica. Ella puede retejer los esquemas de nuestras vidas. Sin embargo, lo que consideramos obra de su encantamiento suele ser una proyección en la cual hemos obligado a la Diosa a llevar la carga de nuestros problemas.
La Tejedora teje nuestros sueños y visiones. Está tan próxima a los misterios de la vida y de la muerte que puede ejercer de curadora, de sibila, de alquimista o de dakini. Muchos la invocan en la dificultad en busca de ayuda, para luego rechazarla cuando aparece calificándola de bruja. Ella es señora de las habilidades terapéuticas, intérprete de sueños, lectora de Tarot, reina gitana. Es la intermediaria y comadrona que nos ayuda a entrar y salir de la existencia. Los iniciados saben que se puede confiar en ella como mediadora entre los mundos. Ella no engaña al viajero sincero, pero al simple curioso lo hará bailar como una peonza, enmascarándose y disfrazándose por los caminos.
Lilith, primera mujer de Adán, al que se negó a someterse, otro aspecto de la diosa Tejedora denostado por bruja, fue madre de una raza de daimones o genios de almas, capaces de inspirar a los mortales.
Los que cortejan a la Tejedora llegan al corazón de los misterios de la vida creadora, pues es la alquimista y la artista suprema, señora de la magia y llena de habilidades. Sus poderes no deben ser temidos por nadie, salvo por aquéllos que no tienen los pies en la tierra de la realidad.
Así, la Tejedora está en el umbral de los mundos, ocultando y disfrazando a los profanos el misterio de la Diosa, hasta que el último velo quede rasgado por la comprensión.

martes, 20 de abril de 2010

IV. Una teáloga de la Espiritualidad de la Diosa: Caitlin Matthews. La Iniciadora y la Desafiante

LA INICIADORA (La que conduce al segundo nacimiento)

La iniciadora es la guardiana de los misterios. Aparece como maestra, como narradora de relatos, como abuela. Las mitologías la representan con frecuencia como madre devoradora, ya que, al ser Señora del segundo nacimiento que supone la iniciación, re-gesta al iniciado en su vientre, lugar donde se produce la transformación. Ella nos prepara para dirigirnos hacia las pruebas rigurosas de nuestras vidas.
Uno de los mitos del ciclo de la Iniciadora es el de Ceridwen y Taliesín, quien, inadvertidamente, toma unas gotas del caldero de sabiduría de la Diosa, la cual se da cuenta de inmediato:
"Y él la vio, y se convirtió en liebre, y huyó. Pero ella se convirtió en galga y lo persiguió. Y él corrió hacia un río y se volvió pez. Y ella lo persiguió en el agua en forma de nutria hembra, hasta que él resolvió convertirse en pájaro del aire. Ella, como halcón, lo siguió y no le dio descanso en el cielo. Y cuando iba a cernirse sobre él y él temía por su vida, advirtió un montón de trigo limpio... y se dejó caer sobre el trigo y se convirtió en uno de los granos. Y ella se transformó en gallina negra... y lo encontró, y se lo tragó... y lo llevó en su vientre nueve meses, y lo dio a luz, y no tuvo corazón para matarlo, tal era su belleza..."
Tanto Demeter como Isis actúan como nodrizas e iniciadoras de los niños puestos a su cargo, a los que introducen en el fuego purificador a fin de ir quemando partes de su mortalidad. Una función parecida realiza la australiana Kawaldi, quien regesta en su útero a sus jóvenes pupilos cuando les llega el momento de la iniciación.
La iniciadora actúa también como madre adoptiva, enseñando y ayudando a sus protegidos en los retos que han de afrontar. La céltica Ariarnhod lo hace con Lleu, y Atenea con muchos héroes, como Ulises, Telémaco o Perseo, a quien entrega el espejo de la verdad a fin de que pueda enfrentarse a Medusa. Es un don de la Iniciadora al joven héroe, a fin de ayudarlo en su encuentro con el aspecto desafiante de la Diosa.
La iniciación suele ser dolorosa y dura, bien la afrontemos en forma de ritual, bien sea la propia vida la que nos confronte. Y la Iniciadora es una maestra profunda y despiadada. Su función no es mimar ni proteger al neófito, sino exigirle valor y una atención concentrada. Entramos en la cueva de la Iniciadora no sólo para beber su elixir de sabiduría, sino también para convertirnos en ese elixir, para someternos al fuego, y ser purificados en el crisol de la experiencia. Sólo por medio de ese dar y recibir energía nos preparamos para afrontar las pruebas de la Diosa Desafiante.


LA DESAFIANTE (La que presenta desafios)

Dice Vivekananda en su canto a la Madre Kali:

"Pues tu nombre es Terror,
en tu aliento está la muerte
y cada paso vacilante
destruye un mundo para siempre.
¡Oh, Tiempo, destructor de todo!
¡Ven, oh, Madre!"

Nadie espera nunca a la Desafiante. Sin embargo, como el Hada Mala del cuento de la Bella Durmiente, ella nunca deja de presentarse repetidamente en nuestras vidas. Y es que su función es plantear desafíos a fin de ponernos a prueba y erradicar lo viejo y gastado. Sean cuales sean nuestras debilidades, las lecciones a aprender en nuestro proceso vital, ella nos las presentará y nos probará una y otra vez hasta que cada aspecto quede perfectamente integrado.
Ni siquiera la Señora de los Cielos, Inanna, está libre de la confrontación con la Desafiante, en la forma de su hermana y contraparte, Ereshkigal, en su descenso hasta la cual hubo de despojarse de toda vestidura, y aparecer desnuda ante la Reina del Lugar de Abajo:

“Entonces, Ereshkigal miró a Inanna con el ojo de la muerte.
Le habló con la palabra de la ira.
Pronunció contra ella el grito de la culpa.
La golpeó.
Inanna se convirtió en cadáver,
en trozo de carne que se pudría,
y la colgaron de un gancho en la pared.”

Se suele representar a la Desafiante como señora de las puertas del Mundo Inferior. En un mito melanesio, Le Hev Hev desafía a la prueba del laberinto a todos los que llegan a su reino tras la muerte. Y es que la Desafiante es la que propicia la muerte iniciática.
En el relato arapahoe de la Mujer del Buho Blanco, ella aparece como la estación fría que hay que superar antes de que llegue la resurrección primaveral. Presenta, asimismo, una serie de preguntas rituales a las que hay que contestar correctamente a fin de que se produzca el deshielo.
También la Dama Ragnell, poniendo a prueba a Gawain, cumple la función desafiante, como por otra parte la Esfinge, Medusa, la Chinnamasta hindú, Kali, la Varjayoguini tibetana y toda una serie de deidades de todas las culturas, que nos hacen replantearnos la idea de que la Diosa es toda dulzura y luz.
Así como la Medidora pone en marcha el tiempo, la Desafiante lo reabsorbe, aportando una profunda renovación. Si una serie de esquemas recurrentes amenaza con recluirnos en patrones de pensamiento, sentimiento y acción caducos, el aspecto desafiante de la Diosa nos hará enfrentarnos con ellos repetidamente, hasta que seamos capaces de responder de manera positiva. Es prudente valorar a la Desafiante por su sabiduría. Ella, a través del esfuerzo y el dolor, nos aporta conocimiento de nosotros mismos y posibilita nuestra evolución, y esto tanto a nivel personal como en tanto que sociedades y culturas.
La Diosa Desafiante, pues, destierra todo lo que ha llegado al final de su plazo. Lo destierra porque su función consiste en renovar el rostro de la tierra y limpiar los lugares oscuros del corazón. La fuerza efectiva de su compasión es incomparable.

Me doy permiso...

Encontré esta maravilla en el blog ANDANDO (http://andandosereno.blogspot.com) y sentí la necesidad de "apropiármela". Espero que la valoréis tanto como yo.
Gracias, Joaquín. Gracias, Chencho.


Me doy permiso para...
Me doy permiso para separarme de personas que me maltraten, que me traten con brusquedad, presiones o violencia. No acepto ni la brusquedad ni mucho menos la violencia aunque vengan de mis padres, pareja, hijos, de nadie.

Las personas bruscas o violentas quedan ya, desde este mismo momento, fuera de mi vida.

Soy un ser humano que trata con consideración y respeto a los demás. Merezco también consideración y respeto.

Me doy permiso para no obligarme a ser el alma de la fiesta, el que pone el entusiasmo en las situaciones, ni ser la persona que pone el calor humano en el hogar, la que está dispuesta al diálogo para resolver conflictos cuando los demás ni siquiera lo intentan.

No he nacido para entretener y dar energía a los demás a costa de agotarme yo: no he nacido para estimularles con tal de que continúen a mi lado.

Mi propia existencia, mi ser; ya es valioso. Si quieren continuar a mi lado deben aprender a valorarme. Mi presencia ya es suficiente: no he de agotarme haciendo más.

Me doy permiso para no tolerar exigencias desproporcionadas. No voy a cargar con responsabilidades que corresponden a otros y que tienen tendencia a desentenderse.

Me doy permiso para no agotarme intentando ser una persona excelente. No soy perfecto, nadie es perfecto y la perfección es oprimente.

Asumo plenamente mi derecho a defenderme, a rechazar la hostilidad ajena, a no ser tan correcto como quieren; y asumo mi derecho a ponerles límites y barreras a algunas personas sin sentirme culpable. No he nacido para ser la víctima de nadie.

Me doy permiso para no estar esperando alabanzas, manifestaciones de ternura o la valoración de los otros.

Me permito no sufrir angustia esperando una llamada de teléfono, una palabra amable o un gesto de consideración. Me afirmo como una persona no adicta a la angustia.

Soy yo quien me valoro, me acepto y me aprecio. No espero a que vengan esas consideraciones desde el exterior. Y no espero encerrado o recluido ni en casa, ni en un pequeño círculo de personas de las que depender.

Al contrario de lo que me enseñaron en la infancia, la vida es una experiencia de abundancia. Empiezo por reconocer mis valores, y el resto vendrá solo. No espero de fuera.

Me doy permiso para no estar al día en muchas cuestiones de la vida: no necesito tanta información, tanto programa de ordenador, tanta película de cine, tanto periódico, tanto libro, tantas músicas.

Decido no intentar absorber el exceso de información. Me permito no querer saberlo todo. Me permito no aparentar que estoy al día en todo o en casi todo.

Y me doy permiso para saborear las cosas de la vida que mi cuerpo y mi mente pueden asimilar con un ritmo tranquilo. Decido profundizar en todo cuanto ya tengo y soy. Con lo que soy es más que suficiente. Y aún sobra.

Me doy el permiso más importante de todos: el de ser auténtico. No me impongo soportar situaciones y convenciones sociales que agotan, que me disgustan o que no deseo. No me esfuerzo por complacer. Si intentan presionarme para que haga lo que mi cuerpo y mi mente no quieren hacer, me afirmo tranquila y firmemente diciendo que no. Es sencillo y liberador acostumbrarse a decir no.

Elijo lo que me da salud y vitalidad. Me hago más fuerte y más sereno cuando mis decisiones las expreso como forma de decir lo que yo quiero o no quiero, y no como forma de aceptar las elecciones de otros. No me justificaré: si estoy alegre, lo estoy; si estoy menos alegre, lo estoy; si un día señalado del calendario es socialmente obligatorio sentirse feliz, yo estaré como estaré.

Me permito estar tal como me sienta bien conmigo mismo y no como me ordenan las costumbres y los que me rodean: lo normal y lo anormal en mis estados emocionales lo establezco yo.

Joaquín Argente

lunes, 19 de abril de 2010

"Viva iluminación"

Vagando por las librerías, me ha caído en las manos un espléndido librito de Andrew Cohen, "Viva Iluminación", publicado por Hara Press (México 2004), que tiene la rara virtud de tratar un tema sobre el que muchos de nosotros hemos leído hasta la saciedad, de un modo que nos pone sin concesiones ante nosotros mismos, nos arranca ilusiones ingenuas y nos responsabiliza de manera directa de nuestra falta de honestidad en nuestros supuestos intentos de liberarnos. Lo recomiendo vivamente. Oír la verdad resulta, cuando menos, saludable. No reniega, además, de este mundo nuestro, tan frecuentemente despreciado por "ilusorio", impulsándonos a asumir la necesidad de liberarnos por lo que de revolucionario para ese mundo tiene una libertad que resulta absurdo pensar que puede ser "para nosotros".
Se niega, además, a justificar los comportamientos inaceptables de algunos maestros que parecen creer que su iluminación los autoriza a servirse de los demás y del mundo en un estar "más allá del bien y del mal" que sólo delata la falta de un verdadero trabajo de purificación.

"Lo que estoy diciendo es que el genuino despertar espiritual amenaza absolutamente el status quo de un mundo construido sobre los interminables miedos y deseos del ego. La iluminación es la máxima amenaza que pueda existir para ese mundo. Pero en el mercado espiritual moderno este hecho importantísimo se pasa por alto la mayor parte de las veces... ¿Cuántos de nosotros hemos cultivado la valentía o el interés despierto para cuestionar seriamente muchos de los mandatos culturales que, para la mayoría de nosotros, acaban definiendo el modo que escogemos de vivir nuestras vidas? Lo esencial es: ¿Hasta qué punto está liberada nuestra mente? ¿cuan vasta es nuestra perspectiva? ¿está nuestro interés en la conciencia iluminada inspirado de tal manera que siempre busquemos una forma de ver que esté libre de supuestos no examinados?... Lo que trato de decir es que, por mucho que creamos que queremos, en el infierno nunca vamos a poder evolucionar. ¿Sabes lo que es el infierno? ¡El infierno es ni siquiera saber que nos hemos perdido! El infierno es ser no-conscientes, es ir a la deriva en el mundo interior del aislamiento y la asfixia creados por un yo esclavizado por un ego separado. Y a menos que nos percatemos de lo malo que realmente es, nunca encontraremos la valentía o la inspiración para hacer lo que sea necesario para, por fin, liberarnos aquí y ahora... Nunca insistiré lo bastante en lo urgente que es. Muy pocos de nosotros tomamos con toda la seriedad del mundo la posibilidad de nuestra propia liberación. Y la principal razón de esto es, una vez más, que no sabemos lo mal que están las cosas... Ese interés (por la liberación), si se persigue con pasión, con entrega y con la disponibilidad de tomar enormes riesgos, tiene el poder de catapultarnos a una relación radicalmente diferente con la experiencia humana, una experiencia que no buscará meramente tratar de encajar... Esforzarse de todo corazón por asimilar lo que significa estar verdaderamente vivos supone hacerse estas preguntas: ¿Quién soy yo? y ¿Cómo he de vivir?, como si de ellas dependiera nuestra vida. Lo que quiero decir es que la perspectiva revolucionaria hasta el punto de transformar la vida, que se revela a través de este cuestionamiento inspirado, sencillamente no se puede contener en el status quo... Mientras estemos ciegamente apegados e inconscientemente esclavizados por cualquier idea que sea una expresiñon de los temores y deseos del ego individual o colectivo que es la mente del mundo en que vivimos, será imposible vivir una vida humana verdaderamente liberada... (¿cómo será esa vida liberada?) Será LIBRE... Nadie podrá reprimir y contener nuestro espíritu, nuestra alegría y nuestra confianza en la vida. Quiénes somos, cómo somos y la vida que vivamos incorporarán y expresarán la verdad liberadora que habremos encontrado en la experiencia espiritual. Nuestras células declararán, a gritos, la verdad, al mundo adormecido que nos rodea..."

sábado, 17 de abril de 2010

III. Una teáloga de la espiritualidad de la Diosa: Caitlin Matthews. La Medidora y la Protectora

LA MEDIDORA (la que pone los límites)

Es necesario que existan cauces para dirigir la poderosa energía de la Vigorizadora, y la creación de esos cauces es la función del aspecto limitador de la Diosa.
En el regazo de Ananke (la Necesidad) se encuentra el huso alrededor del cual se sientan sus hijas, las Parcas. El alma extrae sus suerte tomando una piedrecilla del montón de Laquesis, y pasa luego a la presencia de Cloto, la hilandera, para llegar finalmente ante Atropos, la inevitable, que corta el hilo de la vida. Esta imagen mítica pone de manifiesto la naturaleza de la Medidora, la que pone límites. Una función parecida es la que ostentan las Nornas en la mitología nórdica, repartiendo a cada persona su weird o destino.
Todas las formas han de estar definidas. La Medidora, señora de los límites correctos, es también la que juzga, como en la mitología egipcia, en que el corazón del muerto se pesaba en la balanza de la verdad contra la pluma de Maat. También la cara oscura de Temis (el orden natural) está constituída por las Erinias, las Furias, que castigan a quienes contravienen ese orden.
Señora de los ciclos, una de los símbolos de la Medidora es el cambio regular de la luna, con sus momentos de nacimiento, ascenso, plenitud, decadencia y muerte.

"Soy ese mar sin fondo, sin límites, amargo.
Las mareas son mías y responden ante mí.
Mareas de los aires, mareas del interior de la Tierra.
Las mareas secretas y silenciosas del nacimiento y de la muerte.
Mareas de las almas, de los sueños y del destino de los hombres."

Todas las mujeres pueden experimentar el paso de la Medidora a través del ciclo menstrual. Las prepara para la recepción de la vida, las coloca en el terreno de la fertilidad física durante treinta y cinco años y luego las prepara para la fertilidad psíquica que debe seguir a la menopausia.
También se la puede representar como el Tiempo, el limitador por antonomasia. Y se ocupa asimismo de la memoria. Mnemosine, en efecto, guarda las aguas del olvido y del recuerdo. Hace que los que mueren la primera muerte, la del cuerpo, beban para olvidar los recuerdos de su última encarnación, en tanto que a los que mueran la segunda muerte, la de la iniciación, les confiere el don del recuerdo a fin de que pueda aflorar la comprensión.
Después de los dones generosos de la Vigorizadora, la Medidora nos ayuda a definir los límites de nuestra recién descubierta libertad, a fin de que al usarla no dañemos al resto de la Creación ni a nuestra propia integridad. Ella viene para recordarnos la necesidad de autodisciplina.
De su generosidad dependen los límites externos de nuestro destino. Pero no debemos sentirnos abrumadoramente predestindos, pues la Diosa es también renovadora.
Hoy por hoy, el saqueo de la Tierra y sus recursos naturales está haciendo que entre en acción la severidad de la Medidora. Al respecto dice Lovelock:
"Gaia... no es una madre sin autoridad que tolere las malas conductas, ni tampoco es una damisela frágil y delicada asediada por una humanidad brutal. Es firme y dura. Mantiene un mundo templado y cómodo para los que siguen las reglas, pero es inflexible en su destrucción de quienes las transgreden. Su objetivo inconsciente es un planeta apto para la vida. Si los seres humanos lo impedimos, seremos eliminados con tan poca piedad como la que sentiría el microcerebro de un misil balístico intercontinental en pleno vuelo hacia su objetivo."
El propósito de la Medidora es sustentar la vida dentro de los límites establecidos. De nosotros depende buscarla y encontrar nuestro destino. Si somos fieles a nosotros mismos, lo estaremos siendo también a la Medidora del hilo de nuestra vida.


LA PROTECTORA (La que defiende los límites)

La Protectora guarda la creación. Defiende la ley natural, y suele aparecer con franca ira para defender su territorio. Pero su protección transformadora está arraigada en el amor. Así, la Protectora adopta múltiples formas, unas suaves y benévolas, como algunos aspectos de María, otras aterradoras, como Kali en la batalla, bebiéndose la sangre venenosa vertida sobre la tierra por los demonios Asuras, neutralizando así la energía destructiva.
Muchas diosas de distintas mitologías adoptan en determinado momento el modo protector, como Isis cuando esconde de Set a Horus niño, hasta que éste adquiere la fuerza suficiente para combatirlo.
Uno de los papeles principales de la Protectora es el de comadrona y guardiana de la infancia, como la doncella salvaje Artemisa, quien, recién nacida, ayudó a su madre, Leto, en el parto de sus hermano gemelo, Apolo, y era invocada por las parturientas.
Como defensora de la creación, la Protectora actúa a instancias de la Medidora, en ocasiones de manera drástica, como podemos apreciar en nuestra época cuando nuestras transgresiones del orden natural están provocando catástrofes que afectan directamente a nuestra supervivencia.
Pero también aparece como María, protectora de los afligidos, a los que acoge piadosamente bajo su manto.
A la vez tierno y feroz, el corazón de la Protectora es el de una madre cuyos hijos están amenazados, y su energía es la que sienten las madres y padres de recien nacidos, en quienes se despierta un instinto protector amoroso y salvaje.

viernes, 16 de abril de 2010

II. Una teáloga de la espiritualidad de la Diosa: Caitlin Matthews. La Creadora y la Vigorizadora

Este post comienza a desarrollar los aspectos de la Diosa propuestos por Caitlin Matthews, siempre siguiendo su libro. Completarlos todos requerirá varios más.


LA CREADORA (La que lo conforma todo)

Dice la mitología hindú: "En la primera era de los dioses, nació la existencia de la no existencia. Después de esto, los cuartos del cielo nacieron de la que se agacha con las piernas abiertas."
En una célebre visión, Ramakrishna vio salir del Ganges a una hermosa mujer embarazada, quien dio a luz en la orilla del río y después amamantó a su hijo. Luego, en un momento, la madre se convirtió en una vieja bruja que se metió al niño en la boca y se lo tragó. La imagen muestra en toda su crudeza los procesos tanto creadores como catabólicos de la Diosa, que no sólo da vida, sino que la toma. De su útero emerge la creación, y cada una de las criaturas, y a su útero vuelven.
A diferencia del Dios masculino, que crea el mundo de la nada, en numerosas mitologías la Diosa lo forma a partir de su propio cuerpo. Tal es el caso de la babilonia Tiamat o de la mexicana Cipactli. Ella es, pues, inmanente a su Creación de una manera, pudiéramos decir, más íntima que el creador masculino. De hecho, una de las imágenes más comunes de la Diosa creadora es la propia Tierra, a la vez nuestro hogar, nuestra madre y el sustrato del que estamos formados.
La Creadora se manifiesta en nosotros como el impulso creativo. Sus dolores de parto se reproducen en nuestra lucha por dar a luz a nuestras creaciones, y también por darnos a luz, renovados, a nosotros mismos. Cuando la Creadora se hace presente en nuestras vidas, hemos de estar dispuestos, metafóricamente, a hacernos pedazos, a abandonar los senderos viejos y trillados y ceder a la presión creativa, para generar, a partir de nuestra propia sustancia, hijos materiales y espirituales, una vida nueva, un ser renovado. De no hacerlo así, nos arriesgamos a hacernos añicos espontáneamente, a través de una enfermedad, de una depresión o, sencillamente, de una profunda infelicidad y una pérdida de energía y vitalidad. La Creadora nos exige actualizar nuestro potencial, ser cocreadores de su creación y creadores de la nuestra.


LA VIGORIZADORA (La que pone en marcha la vida)

La Creadora da existencia a todas las cosas. La Vigorizadora pone en marcha la vida.
Es la eterna danzarina de la creación, la extática, la salvaje, la que se entrega tanto al amor como a la batalla. Así, Inanna es señora de batallas:
"Te ciñes el combate y la batalla, los atas a tu faja y los dejas allí."
Pero también es diosa del amor, y celebra abiertamente su sexualidad y su deseo:

"Mi vulva, el cuerno,
el Barco de los Cielos,
está llena de ansias como la luna nueva.
Mi tierra no arada está en barbecho.

Y yo, Inanna,
¿Quién arará mi vulva?
¿Quién arará mi campo alto?
¿Quién arará mi suelo húmedo?"

También la Morrigan irlandesa es diosa de la batalla y del amor, que se une al dios, al Dagda, al que confiere en este acto poder y energía.
La Mujer del Peyote, la Radhja hindú, las dakinis tibetanas, Cibeles, la propia Shekina de la tradición judaica son asimismo aspectos de la Vigorizadora, la que impulsa al amor y a las batallas de la vida y confiere poder para librarlas. Como lo es la nigeriana Oshun:

"No hay lugar donde se ignore
que Oshun es poderosa como un rey.
Baila y se lleva la corona.
Baila sin que se lo pidan."

La negación de la VIgorizadora ha tenido y tiene efectos terribles tanto en lo personal como en lo social. Sus poderes dinámicos se han temido y reprimido mucho, pues emergen directamente de los canales mismos de la vida: el poder, la energía y el sexo.
Los efectos de la llegada de la Vigorizadora pueden resultar explosivos y derribar los estrechos márgenes en que hemos estado viviendo nuestras vidas, tanto como colectividad como en cuanto sujetos individuales. Pero, si se la acoge, trae vida renovada, esperanzas nuevas y firmeza de propósitos en una dirección más libre y amplia. Ella nos hace explorar nuestros recursos y tesoros ocultos, nos lleva a los lugares profundos del placer y la energía, y nos hace traspasar los límites que nos habíamos impuesto a nosotros mismos. Como un fuerte viento, dispersa nuestros antiguos esquemas mentales. Nos muestra lo más profundo de nuestros deseos y nos impulsa a su consecución.
Cuando queremos cambio, acción directa y efectiva, curación, una vida nueva, lo que fuere, y lo queremos de manera tan sencilla y directa como cuando queremos sexo o comida para saciarnos, la Vigorizadora está irrumpiendo en nuestra vida. Si la aceptamos, nos conferirá la energía de la renovación.

jueves, 15 de abril de 2010

I. Una teáloga de la espiritualidad de la Diosa: Caitlin Matthews

Dentro del variopinto y fecundo movimiento que se ha dado en llamar "Espiritualidad de la Diosa", Caitlin Matthews destaca como una de las figuras importantes.
La autora, que trabaja en la tradición mistérica de Occidente, es una experta en la mitología celta y el ciclo artúrico, temas sobre los que ha publicado varios libros.
En este post me gustaría presentaros su categorización de los aspectos de lo divino femenino, recogida en su libro The elemets of the Goddess, título traducido al castellano por Las Diosas y publicado por EDAF en 1992.
Para la autora, todo ser humano es hijo de la Diosa, cuyo camino, que es una tradición viva en muchos pueblos de la tierra, está sobre todo ausente en Occidente:
"Durante el surgimiento de la conciencia femenina a mediados del siglo XX, los hombres se han visto sometidos a ataques cada vez más fuertes, se han visto considerados como agresores y patriarcas despóticos y se ha arrojado sobre su cabeza toda la carga de la responsabilidad de la represión femenina...Tanto las mujeres como los hombres tienen que encontrar a su Madre y relacionarse con ella y con su creación de modos nuevos y equilibrados, ya que todos y cada uno de nosotros necesitamos beber de su sabiduría y reajustarnos a sus leyes naturales...
Haga una pausa y considere por un momento cómo hubiera sido su vida hasta la fecha si hubiera nacido en un sexo, raza o especie diferente. Si usted tiene la capacidad de empatía necesaria para identificarse con otro sexo, raza o especie que no le guste... advertirá inmediatamente que la vida no puede seguir por esos caminos de desequilibrio, ni se puede esperar que una de las secciones de la sociedad cargue con la responsabilidad de las deudas kármicas. Nuestra educación dualista tiende a polarizarlo todo en dos categorías: consideramos que nosotros y y nuestras opiniones somos buenos, y que las personas que no nos gustan o con las que no estamos de acuerdo son malas. El feminismo ha causado un impacto indudable, ya lo perciba usted como la mano de la Diosa, que lo equilibra todo, o como un montón de mujeres histéricas, que se emocionan por nada. Somos nosotros los que tenemos que ser sensibles y conscientes de los demás como seres humanos ante todo... pues éste es el amor que trae la Diosa: no desprecia a ninguna parte de su creación...
Concibamos a la Deidad pura e informe. No tiene sexo ni definiciones. Simplemente, es. Las formas metafóricas y simbólicas que aplicamos a la Deidad son máscaras para nuestra comodidad, para nuestra comprensión humana limitada. El Dios y la Diosa, lo divino masculino y lo divino femenino, son como la mano derecha y la izquierda de la Deidad... La imagen habitual es de una unión sexual entre las manifestaciones masculinas y femeninas de la Deidad... La experiencia extática de la sexualidad humana se traslada con facilidad a la simbología de los dioses, pues quizás se trata de nuestra experiencia más común (y muchas veces de nuestra única experiencia) de la no-dualidad... La Diosa es principalmente un canal espiritual que baja hasta nuestra propia alma. Hablamos de "ella" refiriéndonos a lo que es... una corriente de sabiduría de lo divino femenino... Algunos pueden preguntarse... si la Diosa no representa un retroceso espiritual, por mucho que que pueda representar un avance emocional. Es difícil superar las antiguas nociones dualistas que consideraban a la Diosa como inestable, veleidosa y producto de un mundo pagano corrompido. La única respuesta es descubrir la medida en que nuestra sociedad está dispuesta a cambiar. Pues se impone un cambio radical si verdaderamente tenemos miedo de perder nuestra superioridad intelectual sobre la creación a costa de adoptar la compasión de la Diosa... La directriz fundamental de la Diosa, como la de todas las formas de deidad, es que ella no es ni buena ni mala. La deidad es un poder, una energía, una fuerza. La Diosa puede presentarse bajo formas iracundas o desafiantes, pero no deben ser consideradas hostiles. Ella es el núcleo de verdad que hay en el fondo de todas las cosas, y si se le presenta bajo formas desafiantes, mire con mayor detenimiento y estudie a qué puede deberse... El concepto antiguo, gastado, dualista de la Diosa como cruel y caprichosa, se debe entender como lo que es: un reflejo de nuestro propio lado oscuro, una polarización terrible de la responsabilidad social con la que han tenido que cargar las mujeres como sexo. La imagen inversa de la Diosa como todo dulzura y luz también es un modelo poco seguro como base. La Diosa tiene fuerza dinámica y sabiduría transformadora, además de compasión envolvente. La Diosa está en el corazón de la vida, de la muerte y de la existencia ulterior, y adoptará las formas que resulten más adecuadas para sus tratos con nuestro mundo. Si usted está preparado para descubrir esas formas, se convertirá en instrumento de su segunda venida, en mediador de su compasión, tanto en el ciclo temporal de usted como en las eras que nacerán del vientre de ella..."

No se puede exagerar el inmenso potencial de sanación que está teniendo para las mujeres (aunque también los varones están siendo objeto de su influencia) el movimiento de la espiritualidad de la Diosa, en sus múltiples manifestaciones, más o menos rigurosas, más o menos depuradas. Caitlin Matthews se refiere a la cualidad dionisiaca de algunos de sus aspectos:
"Parece que hasta el momento son las mujeres las únicas que han disfrutado del conocimiento de la Diosa y del descubrimiento de sus relaciones con ella. Celebran días de los misterios femeninos, seminarios menstruales y sobre otros temas y festivales del fuego, todos estos actos son intensos, divertidos y dionisiacos. Si las mujeres regresan de estos actos embriagadas con su propio poder, debemos considerar que, a cierto nivel, equivale al regreso del hombre del bar, donde lo ha pasado bien con sus camaradas. En Occidente no se ha contado con estos tipos de celebraciones de la femineidad desde hace muchos siglos. ¡Consideren los hombres cómo se sentirán las mujeres después de tanto tiempo!"

No obstante, lo más interesante del libro de Matthews es su categorización de la Diosa como una Creadora, la que lo conforma todo, de la cual emanan nueve aspectos:

-La Vigorizadora, que pone en marcha las cosas.
-La Medidora, que define los límites.
-La Protectora, que defiende esos límites.
-La Iniciadora, que profundiza la experiencia, re-creando las cosas.
-La Desafiante, que se opone y plantea preguntas para que las cosas crezcan, pero que también destruye lo viejo y caduco.
-La Liberadora, que trae la liberación.
-La Tejedora, que establece contactos.
-La Conservadora, que alimenta y nutre.
-La Potenciadora, que trae la sabiduría.
Creo que vale la pena desarrollar un poco estos aspectos, pero eso será objeto de un nuevo post.

martes, 13 de abril de 2010

Inquietudes (a ritmo de rap)

Ahora, un poema de mi hijo, que con frecuencia compone y recita sus versos sobre una base de rap.
Tiene dieciocho años, y se queja de que cualquier tiempo, desde la Grecia clásica a la Córdooba del siglo X, desde el Siglo de Oro a la época antifranquista y hippie de la juventud de sus padres, fue más interesante que el que le ha tocado vivir, en el cual, en su opinión, no ha quedado épica en la que enrolarse. Tiene amigos entre los jóvenes inmigrantes, los vagabundos, los okupas y los sin techo. Quiere dedicarse a la cooperación internacional.
Según las hermosas palabras de un amigo, es un guerrero, un joven guerrero espiritual.


"Traigo sensaciones parecidas a la miel,
con caricias en la piel,
con palabras preparadas para hacer
crecer
el poder
de los versos desatados en papel,
con tan sólo una intención,
y es crear en mi nación
una mejor sensación.
Que se expanda por la vida
de la raza humana
el buen rollo que emana,
con sabor a marihuana,
de la boca de la dama
más bonita de mi cama.
Crear una ilusión
en las mentes aburridas,
y que miren hacia el cielo
y que curen sus heridas;
se levanten preparados
y con fuerzas renovadas
y recuerden el ayer
mucho peor que el mañana.
Son las intenciones
las que mueven este mundo,
son aquellas sensaciones
que vienen de lo profundo,
que hacen renacer
a los pueblos destrozados,
pensando que caer
ya fue cosa del pasado,
que no hay nada que perder
ni batalla ya perdida;
sólo nos queda aprender
y seguir con este juego,
y en la próxima partida
no quemarnos con el fuego.
Control, respeto y tolerancia,
la fragancia
que no venden en la tienda,
que la lleva quien bien da
un pedazo de su pan,
que piensa en los demás
sin pensar que haya un de menos.
Son pocos los buenos,
pero a veces los vemos.
Se parecen a nosotros
en aspecto y variedad,
pero la felicidad
los persigue sólo a ellos,
por eso son tan bellos,
por eso los criticas y los temes,
sabiendo que ellos van
y tú aún estás
en el lugar
de donde vienen."

domingo, 11 de abril de 2010

Un poema de Borges

Paseando por el blog del Instituto de Estudios Sufies, me ha enamorado este inmenso poema de Borges, que rapto de allí:


Gracias quiero dar al divino
laberinto de los efectos y las causas
por la diversidad de las criaturas
que forman este singular universo,
por la razón, que no cesará de soñar
con un plano del laberinto,
por el rostro de Elena y la perseverancia de Ulises,
por el amor, que nos deja ver a los otros
como los ve la divinidad,
por el firme diamante y el agua suelta,
por el álgebra, palacio de precisos cristales,
por las místicas monedas de Ángel Silesio,
por Schopenhauer,
que acaso descifró el universo,
por el fulgor del fuego
que ningún ser humano puede mirar sin un asombro antiguo,
por la caoba, el cedro y el sándalo,
por el pan y la sal,
por el misterio de la rosa
que prodiga color y que no lo ve,
por ciertas vísperas y días de 1955,
por los duros troperos que en la llanura
arrean los animales y el alba,
por la mañana en Montevideo,
por el arte de la amistad,
por el último día de Sócrates,
por las palabras que en un crepúsculo se dijeron
de una cruz a otra cruz,
por aquel sueño del islam que abarcó
mil noches y una noche,
por aquel otro sueño del infierno,
de la torre del fuego que purifica
y de las esferas gloriosas,
por Swedenborg,
que conversaba con los ángeles en las calles de Londres,
por los ríos secretos e immemoriales
que convergen en mí,
por el idioma que, hace siglos, hablé en Nortumbria,
por la espada y el arpa de los sajones,
por el mar, que es un desierto resplandeciente
y una cifra de cosas que no sabemos
y un epitafio de los vikingos,
por la música verbal de Inglaterra,
por la música verbal de Alemania,
por el oro, que relumbra en los versos,
por el épico invierno,
por el nombre de un libro que no he leído:
Gesta Dei Per Francos,
por Verlaine, inocente como los pájaros,
por el prisma de cristal y la pesa de bronce,
por las rayas del tigre,
por las altas torres de San Francisco
y de la isla de Manhattan,
por la mañana en Texas,
por aquel sevillano que redactó la Epístola Moral
y cuyo nombre, como él hubiera preferido, ignoramos,
por Séneca y Lucano, de Córdoba,
que antes del español escribieron
toda la literatura española,
por el geométrico y bizarro ajedrez,
por la tortuga de Zenón y el mapa de Royce,
por el olor medicinal de los eucaliptos,
por el lenguaje, que puede simular la sabiduría,
por el olvido, que anula o modifica el pasado,
por la costumbre,
que nos repite y nos confirma como un espejo,
por la mañana, que nos depara la ilusión de un principio,
por la noche, su tiniebla y su astronomía,
por el valor y la felicidad de los otros,
por la patria, sentida en los jazmines
o en una vieja espada,
por Whitman y Francisco de Asís,
que ya escribieron el poema,
por el hecho de que el poema es inagotable
y se confunde con la suma de las criaturas
y no llegará jamás al último verso
y varía según los hombres,
por Frances Haslam, que pidió perdón a sus hijos
por morir tan despacio,
por los minutos que preceden al sueño,
por el sueño y la muerte,
esos dos tesoros ocultos,
por los íntimos dones que no enumero,
por la música, misteriosa forma del tiempo.

Santiago: Vía de purificación

Este soneto es el primero de una serie de tres aún no escrita en su totalidad.
Son tres las grandes vías del mundo cristiano: Santiago, adonde acude el peregrino en busca de purificación; Roma, el camino del romero, que transita la senda del amor, y Tierra Santa, hacia donde se dirige el palmero en busca de muerte sacrificial y resurrección.
La imagen del Homo Viator, del ser humano como caminante de la vida, es cara a Occidente, y un profundo símbolo interior. No es la llegada lo importante, sino la sagrada vivencia del Camino y su aprendizaje transformador.

HOMO VIATOR I. SANTIAGO

Caminar el Camino de Occidente.
Caminar bajo el río de los cielos,
siguiendo a las estrellas en sus vuelos,
hacia la roja hoguera de Poniente.

Y pasarse la vida caminando,
y aligerar el peso de la vida
dejando en la distancia recorrida
todo el pasado que se va pasando.

No importan la partida o la llegada.
Sólo existe la gracia del camino
cruzando la frontera a cada paso.

Caminar en la fría madrugada,
envuelto en la humildad del peregrino,
la ruta milenaria del ocaso.

A.S.

sábado, 10 de abril de 2010

Por los caminos del Norte

Hay un lugar de una belleza helada.
Hay un lugar de gélida pureza,
ausente de color y de tibieza,
de simple transparencia despiadada.

Hay una luz que te traspasa el alma.
Hay espadas que llegan hasta el hueso.
Hay cristales que estallan bajo el peso,
bajo el profundo peso de la calma.

Hay un lugar indómito y desierto,
un corazón salvaje y diamantino
de soledad severa y juicio cierto.

Hay un Norte marcado en mi camino,
un Norte sin abrigos y sin puerto,
un Norte de limpieza y de destino.

A.S.

miércoles, 7 de abril de 2010

Transexualidad

Con frecuencia recuerdo el breve periodo de mi vida en que trabajé con transexuales. Fue hace ya casi una década. En un pequeño centro de salud, un psicólogo aislado, sin ningún respaldo del sistema, se dedicaba a apoyar y a buscar apoyos para un colectivo que, por minoritario y por ajeno a los ojos de la supuesta "normalidad", resulta, y resultaba más por aquel entonces, molesto y condenado a la invisibilidad. Recalé por allí durante unos cortos meses, y dediqué todo el tiempo que pude a hablar con ellos. Sencillamente, a hablar. A intentar comprender.
¡Comprender! Como si hubiera algo especial que comprender. Era, claro está, gente. Y la gente es gente, sea transexual o seguidora del Atlétic. Gente normal a la que no se permitía ser normal.
Me llegaron al corazón. Aún ahora, tanto tiempo después, puedo recordar las horas de charla, de risas y de llantos, las historias, las ilusiones, los proyectos.
Estaba Laura, rondando los treinta y de aspecto perfectamente masculino, pero que se sentía, y era, mujer. Laura, inteligente y culta, licenciada en una exigente carrera de Ciencias, acababa de aprobar una oposición y estaba llena de proyectos. Conforme pudiera pedir una excedencia, se iba a transformar físicamente. Iba a adecuar su cuerpo a lo que internamente sentía que era. Antes de iniciar el proceso, congelaría semen. Por si alguna vez deseaba tener hijos propios.
En el otro extremo del espectro, Luisa era una adolescente, nacida varón, cuya familia, humilde y de nivel cultural bajo, la había expulsado de su seno al conocer su "anormalidad". Luisa subsistía como podía, en casas de amigos, de amantes de paso, prostituyéndose ocasionalmente. Era una romántica incurable. Quería transformar su cuerpo, y encontrar el amor. Como todo el mundo.
Eugenio venía siempre con su novia. Nacido Ester, era nervioso y con frecuencia se deprimía. Estaban a punto de echarlo de su trabajo. Su "salida del armario" no había gustado nada a un jefe convencional que no sabía qué hacer con una empleada que iba para empleado, en plena transformación de aspecto y a la que, en sus palabras (las del jefe), "no se sabe en qué vestuario poner". Eugenio iba a quedarse sin medio de vida.
Jacinto, también siempre acompañado de su mujer desde hacía ya muchos años, era un personaje de leyenda. Nacido Olga, pero sabiéndose varón, había vivido una vida de aventuras que recordaban al salvaje oeste. Había vagado por África, haciéndose respetar "por sus cojones", trabajando en las cosas más insospechadas, hasta recalar, ya mayor, en una pareja estable y un pequeño negocio barrial.
Alicia no se atrevía a transformarse. Era padre de varios hijos, y temía que su ex esposa se los arrebatara del todo si se convertía físicamente en mujer. Se travestía siempre que podía, pero vivía dividida.
Ángeles era una jovencita de la que nadie hubiera dicho que nació Ángel. Con vaqueros, coleta y blusita de tonos claros, perecía, y era, una estudiante perfectamente normal. Me contó que desde muy niña había sentido que no encajaba en las categorías que conocía, pero que no tenía palabras para lo que se sentía. Hasta que un día, alrededor de los doce años, vio un programa de televisión sobre transexuales, y se hizo la luz en su mente. ¡Eso era!. Se lo dijo a sus padres, quienes, tras el susto inicial, la preceptiva ronda por psiquiatras y psicólogos, y la aceptación de que el asunto no tenía "solución", tomaron la sabia decisión de apoyar a su hija. Hormonada desde muy joven, con un aspecto totalmente femenino, sin estridencias, Ángeles aún conservaba sus genitales masculinos, y estaba evaluando si se operaba, como quería su madre ("para que fuera una mujer completa"), o permanecía así. Me hizo notar su sorpresa por el éxito que tenía entre los chicos ese aspecto de mujer con falo. Los volvía locos, me confesó... pero no para quedarse, añadía con sentimiento. Y es que ella quería amor, no fascinación.
Hubo muchos más casos. Con ellos aprendí mucho, muchísimo, sobre humanidad, dignidad, humor y valentía. Y sobre crueldad. Sobre la crueldad del sistema, que es la nuestra. Sobre cómo podemos destrozar vidas humanas simplemente porque esas personas no encajan en nuestra estrecha definición de "normalidad". Sobre el pequeño dictador sangriento que llevamos dentro, hinchado de prejuicios y de ignorancia, pontificando sobre esto y aquéllo y condenando al ostracismo, al estigma y a la invisibilidad a nuestros semejantes para no tener que reconocer que ellos, los chivos expiatorios de este mundo, no son más que el espejo de nuestra sombra, de todo lo que no nos atrevemos a mirar, a aceptar, de nosotros mismos, de nuestra sociedad y de nuestra cultura.
Más o menos por la misma época en que yo mantenía estas entrevistas, saltó a la prensa el caso de un catedrático de Universidad, maduro, casado y con hijos, que después de toda una vida de división interna había tenido el valor de hacer pública su condición de mujer. El escándalo, en un medio tan conservador como la Universidad, había sido enorme, y tuve la ocasión de conocer algunos detalles gracias a amigos que vivieron de cerca el proceso. Al parecer, y en general, las mujeres aceptaron con bastante más normalidad que los hombres el cambio de su colega. Éstos se parapetaban en cuestiones "científicas", aduciendo que, desde la transformación, la catedrática se dedicaba menos a la ciencia y más a salir en los medios de comunicación, a participar en debates y actos públicos y a ser, en suma, una suerte de bandera o emblema de la transexualidad. En lugar, pensaba yo, de quedarse humildemente en silencio y lavar los trapitos sucios en casa, como la gente bienpensante. Y es que hay cientos de catedráticos y catedráticas que pueden dedicarse a la ciencia. Pero sólo una, esta mujer renacida y valiente, que puede, y debe (es su dharma) hacer visible lo invisible, sacar de la marginalidad lo que hemos condenado al mundo de la noche y poner ante los ojos de todos una realidad que convive con nosotros, queramos mirar o no.
Las compañeras mujeres, por su parte, al parecer asumieron la labor de ayudar a la recién llegada a aprender a vestirse ("eres una catedrática, no una artista de cine"), a comportarse y a vivir como mujer, algo que no debe ser nada fácil para quien ha llevado por décadas el rol de varón.
A ver, imaginemos que somos quienes somos, con la vida que llevemos y la edad que tengamos. Imaginemos que siempre, desde la niñez, hemos estado divididos, sintiéndonos del otro sexo, atrapados en el cuerpo "equivocado". Imaginemos el sufrimiento de año tras año de aparentar ser quien no somos, de negar no sólo nuestra sexualidad, nuestros gustos, nuestras inclinaciones, sino nuestra identidad más nuclear. Imaginemos el dolor, el miedo, el desconcierto. Imaginemos que no podemos más, y que finalmente decidimos... decidimos ¿qué? ¿Qué pasaría con nuestra vida con esa decisión? ¿Qué pasaría con nuestra familia, con nuestro matrimonio o pareja, con nuestros hijos, con nuestros amigos? ¿Qué pasaría con nuestra economía? ¿Qué pasaría con nuestro trabajo, nuestro prestigio profesional, nuestros ingresos? ¿Qué con nuestra forma de movernos, de relacionarnos, de vestir, de amar?
¿Qué pasaría con nuestro cuerpo? Un cuerpo de varón requiere, para feminizarse, hormonación sostenida, una complicada operación de genitales, construcción de mamas, extirpar el cartílago tiroides, depilación... Un cuerpo de mujer, para masculinizarse, requiere una operación de genitales aún más compleja, hormonación, ablación de mamas... ¿Sabe alguien lo que cuesta todo esto, en términos tanto monetarios como psicológicos? ¿Qué haríamos, si nos viésemos abocados a ello? ¿Podríamos asumirlo? ¿Podríamos conservar nuestro más o menos confortable lugar en el sistema, o nos veríamos arrastrados a la marginalidad? ¿Perderíamos el amor que nos sostiene, la familia, la comunidad?
Pensemos en ello cada vez que aparezca el diferente. Pensemos en ello, porque de esa consciencia nuestra dependen vidas. De nuestro amor o de nuestra indiferencia. De nuestro compromiso o de nuestra "neutralidad".
Vivimos en un mundo complejo. Hagamos de ello ocasión de riqueza y aprendizaje, no de exclusión, estrechez y crueldad para otros seres humanos.

sábado, 3 de abril de 2010

Et resurrexit...

"¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado."
Lucas, 5


Vigilia de resurrección

Nacida de la piedra, luz nacida
del golpe de la piedra, renovada
en la tiniebla de la madrugada,
al alba de la tierra estremecida.

Luz del mundo que corre por las venas
de todo lo viviente, luz de vida,
pleamar de poder, muerte vencida,
flor de calor, perfume de azucenas.

Salta de gozo todo lo creado.
Exulta la Creación en el Esposo,
en la viva presencia del Amado

que vuelve de la muerte, presuroso,
que vuelve, de la vida enamorado,
y en el amor encuentra su reposo.

viernes, 2 de abril de 2010

Sostener al mundo en los brazos (como a un niño herido)

"Era ya como la hora de sexta, y las tinieblas cubrieron toda la tierra hasta la hora de nona, obscureciose el sol y el velo del templo se rasgó por medio. Jesús, dando una gran voz, dijo: Padre, en tus manos entrego mi espíritu; y diciendo esto, expiró."
Lucas, 44-46


Viernes Santo. En nuestra tradición, día de muerte para el Dios encarnado. El que acepta sobre sí todo el dolor del mundo. El que es el mundo. El que es nosotros. El que acepta sobre sí nuestro dolor. Nosotros.
Día para nosotros de aceptar todo nuestro dolor, el dolor de los que amamos, el dolor del mundo, y cumplir una muerte sacrificial.
Y a la vez, como la Madre en la iconografía de la Piedad, sostener en los brazos al mundo y su dolor. Sostenerlo sencillamente, en rendición y en amor. Amarlo. Sostenerlo como a un niño herido, como a nuestro amado, como deseamos ser sostenidos.
En amor y humildad y esperanza.