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domingo, 18 de septiembre de 2011

El terror de Dios

Acabo de ver dos horas y media de teología de la buena.
De entrada, he de decir que la peli tiene defectos. Me hubiera gustado ver más sobriedad en la interpretación de los adultos (los niños están impecables) y un poco menos de "buenismo" sin sombra en la madre.
Pero la peli...
Comienza con una cita del Libro de Job y acaba con un acto de entrega.
Trata sobre el amor humano, la pérdida, la muerte, el odio, la crueldad, la implacable expulsión del paraíso de la inocencia y la paradójica indestructibilidad de la misma.
Pero, sobre todo, trata de Dios. De la terrible naturaleza de Dios (o del ser, o de lo que es, o de lo real, o de lo que hay. Tanto da.) Y de nuestra limitación y nuestra imposibilidad de abarcar o comprender esa terrible naturaleza.
Y de nuestra pequeñez. Y de nuestra preciosa e incansable capacidad de amar y confiar.
Y del terror de vivir. Y del hecho, tantas veces olvidado, de que nosotros, y nuestra humanidad, también formamos parte de ese "lo que es".
Trata de lo inexpresable.
El registro final es de reivindicación de las paradojas terror-amor, inconmesurabilidad-limitación, eseidad-humanidad... humildad-orgullo.
Porque, en nuestra pequeñez, nuestra humanidad es (también, aunque no sólo) una cálida llama en la luminosa tiniebla del ser.