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viernes, 7 de octubre de 2011

El poeta que vino del frío

Se llama Tomas Tranströmer. Sueco. Residente en Estocolmo.
Es psicólogo.
Ha trabajado en hospitales y prisiones.
Ha perdido el habla a consecuencia de un accidente cerebrovascular.
Tiene medio cuerpo paralizado.
Ama la música.
Escribe haikus.
Sólo le conozco un par de poemas que leyeron ayer por televisión.
Porque le acaban de dar el Nobel de literatura.
Por las muestras, es un poeta magnífico.

Encontrado revolviendo por la Red:

MUCHOS PASOS
Los iconos fueron puestos en tierra con el rostro hacia arriba
y la tierra fue pisada
por ruedas y zapatos, por mil pasos,
por diez mil pesadas pisadas de escépticos.
En el sueño bajé a una pileta fosforescente, subterránea,
una misa efervescente
¡Qué deseo fuerte! ¡Qué esperanza idiota!
Y sobre mí la pisada de millones de escépticos.


POSTLUDIO
Me arrastro como un garfio sobre el fondo del mundo.
Se engancha todo lo que no necesito.
Cansada indignación, resignación ardiente.
Los verdugos traen piedras. Dios escribe en la arena.
Silenciosas estancias.
Los muebles, listos para volar en el claro de luna.
Avanzo silencioso hacia mis adentros
a través de un bosque de vacías armaduras.

Tomas Tranströmer
De “Deshielo a mediodía” (Nórdica Libros)