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sábado, 14 de julio de 2012

"Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"

Debe ser la ostia plantear(se) esa pregunta colgado de una cruz y a punto de morir.
Que es, me temo, lo que nos ha pasado, nos pasa, nos va a pasar a todos los seres humanos que han sido, somos, serán en este mundo, más allá de cuales sean las circunstancias concretas de nuestra muerte.
Que es, de hecho, lo que nos pasa, una vez tras otra, cuando la vida nos hace morir a lo que termina su ciclo y nos lleva, a las buenas o a las malas, por caminos nuevos por los que jamás pensamos ni deseamos ir.
Pero, como en aquella cruz, como ahora, como siempre, todo se ha consumado.
Así que a rendirse a lo que hay.
Y a bajar a los infiernos lo que haga falta.
Y, si se puede y se sabe, a resucitar.
Lo de subir a los cielos, ya, tiene que ser para matrícula de honor.
Pero siempre se puede intentar.
A ver qué pasa.